A Confederação Sindical dos Trabalhadores e Trabalhadoras das Américas (CSI) aprovou uma declaração em Seul, nos dias 11 e 12 de novembro, em que defende que os governos “priorizem o emprego e o combate ao capital especulativo” para enfrentar as mazelas da crise internacional.
Conforme o documento, a crise econômica que causou estragos nas vidas e no sustento dos trabalhadores e trabalhadoras está longe de haver terminado e se converteu agora numa crise social. “Há atualmente mais de 220 milhões de desempregados no mundo, o nível mais alto registrado na história, o que supõe um incremento de mais de 31 milhões em relação a 2007. Outras 100 milhões de pessoas – principalmente nos países em desenvolvimento – mergulharam na mais extrema pobreza”.
De acordo com a CSI, não somente a “recuperação global é frágil e incerta”, como o aumento do desemprego está minando a confiança e ameaçando a própria recuperação. Diante disso, os mercados financeiros acabam empurrando a muitos governos do G20 a abandonar políticas expansionistas em favor de “programas de austeridade que, uma vez implementados, aumentariam consideravelmente o perigo de que nossas economias voltem a cair na recessão, os serviços públicos resultem devastados e o nível de vida se veja reduzido”.
Diante disso, os sindicalistas propõem que seja dada prioridade ao combate ao desemprego, por meio de um outro modelo de crescimento e desenvolvimento, investindo na geração de empregos, na educação e na formação.
Para frear os abusos do capital especulativo, defende a CSI, é preciso estabelecer uma taxa sobre as transações financeiras (TTF), frear a especulação financeira e eliminar os paraísos fiscais. Em vez disso, o fato de alguns governos recorrerem ao corte de gastos públicos, arrocho de salários e pensões para custear a lógica rentista, “resultaria moralmente injusto e economicamente errôneo”. “Contribuiria para aumentar a desigualdade – um fator chave que precipitou a crise em primeiro lugar – e corre o risco de provocar a recaída da economia mundial na recessão com resultados catastróficos”.
Entre as medidas a serem adotadas, enfatiza o documento, está a de “reforçar o diálogo social, incluindo a negociação coletiva, para assegurar que os salários aumentem em proporção à produtividade, e combater as desigualdades de remuneração e de gênero”. E mais, é preciso colocar o “trabalho decente” no núcleo das estratégias de desenvolvimento e cumprir com os compromissos assumidos.
Veja a íntegra do documento em espanhol:
DECLARACIÓN DE LA AGRUPACIÓN GLOBAL UNIONS
A LA CUMBRE DEL G20 EN SEÚL
11-12 de noviembre de 2010
El G20 debe dar prioridad al empleo
1. Los Líderes del G20 reunidos en Pittsburgh en septiembre de 2009 se comprometieron a situar “el empleo de calidad en el epicentro de la recuperación”. Pero no han cumplido la promesa. Resulta profundamente preocupante que el empleo no figure en el programa inicial de esta Cumbre del G20. La crisis económica que ha causado estragos en las vidas y el sustento de los trabajadores y trabajadoras está lejos de haber terminado. Se ha convertido ahora en una crisis social. Hay actualmente más de 220 millones de desempleados en el mundo, el nivel más alto registrado en la historia, y que supone un incremento de más de 31 millones respecto al nivel de 2007 . Otros 100 millones de personas – principalmente en los países en desarrollo – han quedado sumidos en la más extrema pobreza. No sólo la recuperación global es frágil e incierta, sino que el aumento del desempleo está además minando la confianza y amenazando la recuperación. El miedo en los mercados financieros empuja a muchos Gobiernos del G20 a abandonar las políticas expansionistas en favor de programas de austeridad, que en caso de implementarse, aumentarían considerablemente el peligro de que nuestras economías vuelvan a caer en la recesión, los servicios públicos resulten devastados y el nivel de vida se vea reducido. Los Gobiernos no pueden aceptar la perspectiva de una década de estancamiento de los mercados de trabajo en los países industrializados, la profundización de la pobreza en los países en desarrollo y una generación perdida de jóvenes excluidos de la actividad productiva.
2. A corto plazo, los Líderes del G20 deberían dar prioridad a reducir el desempleo y, a medio plazo, adoptar un modelo distinto de crecimiento y desarrollo – un modelo que sea equilibrado, sostenible, que promueva la creación de puestos de trabajo decentes y una distribución justa de los ingresos. Deben asegurarse de que el empleo forme parte integral de los debates en cada uno de los puntos del orden del día en la Cumbre de Seúl. A tal efecto, la Agrupación Global Unions insta a los Gobiernos del G20 a:
– Mantener medidas de recuperación centradas en la creación de empleo, a fin de reducir el déficit público mediante un crecimiento económico sostenido y no por medio de recortes en el gasto;
– Dar prioridad al empleo, entre otros medios mediante la creación de un Grupo de Trabajo Permanente sobre Empleo en el G20, que cuente con la participación de los interlocutores sociales; situar el empleo de calidad y la protección social como elementos centrales del Marco del G20 para un crecimiento fuerte, sostenible y equilibrado; e invertir en las personas mediante educación y formación;
– Asegurarse de que las políticas sobre cambio climático estén acompañadas de políticas de empleo para la creación de empleos verdes, y garantizar una ‘Transición justa’;
– Situar el “trabajo decente” en el núcleo del programa de desarrollo, cumplir con los compromisos de ayuda y apoyar los Objetivos de Desarrollo del Milenio;
– Acelerar la reforma financiera, establecer una fiscalidad justa y una tasa sobre las transacciones financieras (TTF), frenar la especulación financiera y eliminar los paraísos fiscales.
Mantener medidas de recuperación centradas en la creación de empleo a fin de reducir el déficit público mediante un crecimiento económico sostenido
3. El enfoque coordinado e inclusivo respecto a las medidas de recuperación económica que prevalecía en 2009 está siendo sustituido por una salida competitiva y prematura, dado que los Gobiernos, bajo la presión de los mercados de valores, se decantan por la una consolidación fiscal. La crisis ha derivado en una transferencia masiva de deuda privada a deuda pública. Recurrir a un recorte del gasto público, de los salarios, las pensiones y los programas sociales para costearla resulta moralmente injusto y económicamente erróneo. Contribuiría a aumentar la desigualdad – un factor clave que precipitó la crisis en primer lugar – y corre el riesgo de provocar la recaída de la economía mundial en la recesión con resultados catastróficos. Las previsiones de crecimiento por parte de organizaciones internacionales están ya siendo revisadas a la baja. Resulta esencial que los Gobiernos enfoquen la consolidación fiscal a través de medidas que apoyen el crecimiento y aumenten la demanda a fin de aumentar la producción y el empleo. A corto plazo (2011-2012) la prioridad ha de ser lograr una rápida recuperación del PIB. Las políticas para incrementar la demanda deberían proseguir en aquellos países donde la recuperación no sea auto-sustentada, hasta llegar a un punto en que el desempleo se sitúe en los niveles previos a la crisis.
Dar prioridad al empleo, invertir en las personas y establecer un Grupo de Trabajo sobre Empleo en el G20
4. En un futuro inmediato, los Gobiernos deberían:
– Llevar a cabo proyectos con un alto contenido de empleo, incluyendo inversiones en infraestructura verde y en servicios públicos de calidad en el ámbito social;
– Extender ejemplos exitosos de programas de mercado laboral destinados a garantizar el empleo o la formación de los jóvenes;
– Poner fin al crecimiento de trabajo precario e irregular que está socavando la recuperación y aumentando la inseguridad;
– Incrementar la cooperación entre los Ministros de Trabajo y de Finanzas y establecer un Grupo de Trabajo Permanente sobre Empleo en el G20, que incluya a los interlocutores sociales, a la OIT y a otras organizaciones internacionales relevantes.
5. A medio plazo, el G20 ha anunciado que la Cumbre de Seúl desarrollará un “plan de acción integral” para implementar el “Marco del G20 para un crecimiento fuerte, sostenible y equilibrado”. El empleo ha de constituir un elemento central del plan de acción y los Líderes deberían:
– Invitar a la OIT para que, en colaboración con la OCDE y el ECOSOC de Naciones Unidas, se encargue de preparar los componentes del Marco del G20 en relación con el empleo y la protección social, que deberían basarse en el Pacto Mundial para el Empleo tripartito adoptado en Ginebra en junio de 2009 y en las Recomendaciones adoptadas por los Jefes de Estado del G20 durante la reunión de Ministros de Trabajo/Empleo del G20 celebrada en Washington en abril de 2010.
– Reforzar el diálogo social, incluyendo la negociación colectiva, para asegurarse de que los salarios aumenten en línea con la productividad, y combatir las desigualdades de ingresos y de género.
6. Invertir en las personas, mediante educación y formación, resulta esencial para lograr una recuperación sostenible y un crecimiento equitativo. La calidad de la educación constituye una cuestión central tanto para las economías avanzadas como emergentes y en desarrollo. Los Líderes del G20 deberían:
– Reiterar el compromiso de alcanzar una “Educación de Calidad para Todos” (EPT) e invitar a la UNESCO y a la OCDE a colaborar con colectivos interesados clave en el desarrollo de una “Unidad de Trabajo Global sobre Docentes para la EPT” en el marco de una asociación global dinámica con una nueva visión de educación de calidad para el Siglo XXI.
– Encomendar a sus Ministros de Educación que presenten propuestas específicas para la Cumbre del G20 en Francia en 2011.
Asegurarse de que las políticas sobre cambio climático incorporen una ‘Transición justa’
7. Las negociaciones sobre el clima parecen haberse bloqueado – lo que supone una situación desastrosa. Los Líderes deben apoyar medidas concretas encaminadas a la adopción de un marco vinculante para el período posterior a 2012 dentro de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC), a fin de asegurarse de que no se escatime ningún esfuerzo para cumplir con las metas de reducción de emisiones. El nuevo acuerdo climático debería incluir metas de arriba abajo basadas en los escenarios del IPCC para mantener el aumento de la temperatura por debajo de los 2°C, y un marco ambicioso para la financiación del cambio climático. Los Gobiernos deben:
– Realizar progresos para establecer una economía con bajas emisiones de carbono, resistente al clima y socialmente justa;
– Desarrollar una estrategia de ‘transición justa’, con inversiones verdes a gran escala y con mano de obra intensiva, programas de formación y construcción de capacidades y políticas activas de mercado de trabajo.
Situar el “trabajo decente” en el núcleo de las estrategias de desarrollo y cumplir los compromisos de ayuda para alcanzar los ODM
8. En estos momentos de crisis los Líderes del G20 – y los del G8 en particular – no deben dar la espalda a los compromisos contraídos anteriormente hacia los países en desarrollo. La creación de empleo y de “trabajo decente” debe ser un elemento central de las estrategias de desarrollo. Los Gobiernos de la OCDE todavía tienen que cumplir sus compromisos anteriores de ayuda, particularmente respecto a África, en vista de lo cual:
– Deben ampliarse los recursos con objeto de cumplir los compromisos sobre el acceso universal a la prevención del VIH y el SIDA;
– Los Líderes deben dar mandato a una comisión multisectorial de alto nivel para que elabore recomendaciones encaminadas a salvar la brecha de financiación que necesitan los países para lograr la Educación para Todos (EPT) y aplicar el Piso básico de protección social de la OIT, mediante la creación de un Fondo de Protección Social para los países en desarrollo;
– Deben asegurarse de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) reoriente su asistencia financiera de emergencia para promover el crecimiento del empleo y la protección social – en contraste con las condiciones de austeridad impuestas en los préstamos recientes . En línea con las conclusiones de la Conferencia OIT/FMI sobre “Los desafíos del crecimiento, el empleo y la cohesión social” , el FMI debería colaborar con la OIT promoviendo estrategias de recuperación basadas en unos servicios públicos de calidad, incrementos salariales y productividad, ampliación de la negociación colectiva y mejor protección de los trabajadores;
– El FMI debería hacer uso de sus recursos financieros ampliados para alentar a los países afectados por la crisis mundial a desplegar políticas fiscales anti-cíclicas durante un período de tiempo más largo, hasta haber salido enteramente de situaciones de recesión. La actual crisis subraya la necesidad de un mecanismo de restructuración de la deuda soberana justo y transparente, que pueda ser utilizado por aquellos países con niveles de deuda insostenibles;
– El G20 debería trabajar con la ONU para desarrollar mecanismos multilaterales de discusión de políticas aplicables a todos los países del mundo.
Establecer una fiscalidad justa, frenar la especulación financiera, eliminar los paraísos fiscales y acelerar la reforma financiera
9. Los Líderes del G20 deben dar prioridad a una fiscalidad progresiva donde paguen más impuestos los grupos con ingresos más elevados y los activos improductivos o especulativos. Se necesita urgentemente que la carga impositiva se distribuya de manera más justa entre el capital y el trabajo, no sólo para hacer frente a las crecientes preocupaciones de injusticia social, sino además para asegurar que se dé prioridad al empleo. Los Gobiernos deben proteger y ampliar su base de ingresos fiscales para brindar apoyo a la demanda de las familias y para la financiación de servicios públicos de calidad y protección social. Esto requiere romper con las políticas del pasado en que se han recortado los impuestos directos mientras que los impuestos indirectos – inherentemente más regresivos – han aumentado. Adicionalmente:
– Los Gobiernos del G20 deberían desarrollar nuevas fuentes de financiación, incluyendo la introducción de una tasa sobre las transacciones financieras (TTF), que serviría igualmente para reducir la especulación financiera a corto plazo;
– El Foro Global de la OCDE sobre Transparencia e Intercambio de Información en Materia Fiscal debe mejorarse a través de un acuerdo multilateral respecto a un sistema de intercambio de información automático, además de aportar capacitación para las administraciones de impuestos en los países en desarrollo. El sistema impositivo global debe servir para fortalecer en lugar de debilitar la estabilidad financiera y la rendición de cuentas. Ha de abordarse asimismo el sesgo impositivo que favorece un apalancamiento excesivo, y el arbitraje fiscal entre jurisdicciones.
10. La Cumbre de Toronto no consiguió dar el impulso necesario a la recomendación del G20 respecto a la reforma financiera y al programa de trabajo del Consejo de Estabilidad Financiera (CEF). La actual reforma del marco de Basilea para las normas prudenciales bancarias, que se hizo pública en septiembre de 2009, no ha cumplido las expectativas iniciales. Los Líderes deben comprometerse a adoptar medidas regulatorias globales y coordinadas para reformar el sector financiero. Deberían:
– proteger a la banca minorista y comercial de las operaciones bancarias de inversión volátil y de alto riesgo, y promover la banca cooperativa y de seguros así como los servicios financieros públicos;
– poner freno a que se asuman riesgos excesivos y que se concedan remuneraciones irresponsables, mediante la imposición por ley de topes para la remuneración de los banqueros, agentes de bolsa y otros ejecutivos;
– fortalecer las políticas de gestión del riesgo de los bancos garantizando la representación de los trabajadores y la protección de las familias trabajadoras contra los préstamos predatorios mediante una legislación adecuada que proteja a los consumidores; y
– asegurarse de que el Consejo de Estabilidad Financiera (CEF), que desempeña actualmente un importante papel en la gobernanza de la economía mundial, adopte procesos formales de consulta, incluyendo a los sindicatos, haga públicos sus documentos para poder aportar comentarios y promueva las prácticas estándar de la gobernanza institucional democrática.